La segunda etapa del Depósito de Relaves Espesados permitirá aumentar la capacidad de almacenamiento para garantizar la continuidad operacional de la planta Sulfuros.
En Minera Centinela hay un llamado fuerte y claro para desafiar la forma de trabajar y construir una operación que sea cada vez más competitiva. Mensaje que fue escuchado y aplicado por la gerencia de Proyectos en el desarrollo del Proyecto Peraltamiento de Muros del Depósito de Relaves Espesados –conocido como DRE II–, el que logró asegurar un año adicional de continuidad operacional, sin afectar los costos iniciales.
El proyecto original consideraba peraltar (agrandar) los muros norte (de 50 a 58 metros), sur (de 30 a 33 metros) y oeste (de 11 a 19 metros), lo que permitirá garantizar la continuidad operacional de la planta Sulfuros al aumentar su capacidad de almacenamiento por tres años.
Este objetivo se logró en noviembre de 2023, pero gracias a un subproyecto denominado Peraltamiento Marginal, se maximizaron los esfuerzos para construir un levante adicional que también entrega mayor seguridad al depósito.
“Hacia fines del año pasado identificamos algunas oportunidades para desarrollar un proyecto que permitía, a un costo más barato y efectivo, construir 1,2 metros más de muro en la zona sur y 3 metros más de muro norte, lo que nos entrega un año más de continuidad operacional, a un costo muy bajo. Por lo tanto, Centinela ya no tiene el riesgo de detención de operaciones por falta de área de depositación, por lo que como equipo estamos muy satisfechos por ese aporte adicional a la Compañía”, destacó el gerente del proyecto DRE II, José Luis Muñoz.
Aprendizajes y desafíos
Esta iniciativa comenzó su construcción en septiembre de 2022 y para lograr su éxito, hubo una preparación previa mucho mayor, que consideró los aprendizajes de la etapa 1 y el relacionamiento con otras áreas, como Operaciones Mina, que aportó el material que se requería para la construcción de parte de los muros.
“El proyecto no parte el día en que comenzamos a excavar, sino que desde mucho antes hubo que gestionar todo el acopio de andesita (el tipo de roca requerida) para validar los materiales, construir y no tener un quiebre de stock. Por otro lado, fuimos a explotar en forma temprana empréstitos para la producción de filtros de fuentes propias. También salimos a comprar filtros en forma anticipada y eso nos permitió llegar a buen puerto con el proyecto, dentro del plazo y de los costos”, detalló el superintendente de Ingeniería y Calidad del proyecto DRE II, Francisco Vega.
Asimismo, hubo un gran despliegue para coordinar satisfactoriamente los trabajos, a través de dos empresas colaboradoras que trabajaron paralelamente en los muros norte y sur (Tepsac y Excon, respectivamente), cada una con sus propios desafíos.
Al respecto, la ingeniera de construcción encargada de la Zona Norte, Amanda Maibeé, reflexionó en lo que implicó las labores de este muro que mide cerca de 4,3 kilómetros y que se fue construyendo en capas de un metro.
“Yo soy ingeniera en minas, he trabajado con equipos en la explotación minera dentro de los rajos y por el tema del espacio en el muro, las distancias, el número de gente involucrada, y con ese tipo de maquinarias como caex, motoniveladoras o palas, fue desafiante, pero bonito”, precisó.
El ingeniero de construcción que se encargó del muro sur, Claudio Cardemil, agregó que “el mayor desafío fue la seguridad, ya que invertimos más de 970 mil horas de trabajo (HH), que es una cantidad considerable, pero el equipo completo empujó a que en cada momento lográramos tener el control de los riesgos; lo segundo fue la calidad, nos enfocamos en lograr que la entrega fuera lo más expedita posible y salir a la primera vez, no hacer retrabajos; y tercero, la productividad, que implica lograrlo en el tiempo que necesitábamos tener terminada la obra”.
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